domingo, 17 de julio de 2011

La fiesta de la alegría de la huerta


Por fin llegaba un puente largo según los alemanes sería el puente de Pentecostés  si no recuerdo mal. Total, que con lo mal que estaba no pensaba quedarme sola el fin de semana en mi deprimente habitación. Por lo que en lo primero que pensé fue buscarme un vuelo a casa, a mi Barcelona. Miré y miré y los vuelos estaban por las nubes, nunca mejor dicho.  Total que el sábado lo volví a intentar, quizás en el lastminute pensé, pero nada los precios todavía estaban más altos. Me tocaba quedarme aquí en mi “amado” Freiburg.  Me resigné y me puse a mirar el facebook como siempre mi perdición, y lo que encontré dio un giro a lo que iba a ser un puente mirando las telarañas del techo de mi casa. Quedada de españoles el domingo al mediodía en Colonía con paella y chorizos !!. Allí estaba en mi muro como por arte de magia me salía un planazo. Parecía interesante y necesitaba desconectar por lo que al segundo me puse a buscar en la web de trenes alemanes … 200 euros ir a Colonía era un riñón y parte del otro por no decir que eran más de 300 kilómetros casi 5 horas de tren. Pero por otro lado fiestuki y comida buena… paella y choricitos y no tenía otra cosa mejor que hacer, ¡Quién sabe a lo mejor conozco a españoles jóvenes y cambia mi rumbo aquí!. Al poco me vi reservando. Que contenta estaba, una super fiesta con birras y además me esperaba  comida de la buena. ¡ Vaya un botellón con comida y al chumba chumba !. El plan no podía ser mejor, merecía la pena los 200 euros no??. Me busqué un hostal justo al lado de la estación de trenes donde está la catedral según los Colonieses la más grande de Europa. La habitación al menos no fue muy cara eso si a compartir con 6 personas porque con el sablazo de los 200 euros la habitación tenía que ser baratita… además quien iba a dormir si nos íbamos a ir de fiesta. Quedada de españoles fiesta segura no??.  Ya me veía de bailoteo toda la noche y resacón al día siguiente, total hacía tanto tiempo que no salía que me apetecía una noche loca.

A las 6 de la mañana salía mi tren que me llevaría a la diversión. Estaba super contenta hice mi maleta y a las 5:30 de la mañana ya estaba en la estación. Me di cuenta que en mis billetes no ponía la vía y le pregunté al de la limpieza. Es en esta vía, no te preocupes, decía el hombre. Pero no pone la misma destinación en las pantallas, repliqué. No te preocupes que es aquí, me repitió cortante. Le hice caso y afortunadamente llego el tren un poco antes. No estaba muy conforme y volví a preguntar esta vez a un chico musculado de muy buen ver, vaya que estaba potable. Perdona, ¿es este el tren que va a Colonia?. No, me dice él, tienes que parar en Munich y hacer transbordo. Pero yo tengo  tren directo hasta Mannheim, respondí. Le di el ticket y me dijo: no es este tren, te has equivocado, es el de la vía de enfrente y sale en 1 minuto. Corre, corre, me decía el chico. Y me puse a correr como no había corrido nunca. Esquivaba a la gente como podía y justo llegar a la vía correcta venía el tren por un segundo y lo pierdo. Anda que el hombre de la limpieza se cuesca de algo si no es por el chico buenorro pierdo el tren y me voy a no sé donde pero bueno no pasaba nada seguía en mi rumbo a mi party, party, party!.

 Llegué a Mannheim para coger un segundo tren ya directo a Colonía y como el tren que tenía que coger iba retrasado me metieron en otro tren. Por un lado mejor porque era de esos rápidos y llegaba una hora antes, aunque por el otro perdía mi reserva de asiento pero bueno más se perdió en la guerra. Me siento en un asiento libre y al poco llega un alemán joven que hacia una peste a alcohol a 3 km se cae sobre la revisora y no sé qué le dice en alemán. Yo mientras pensaba entre mi, que no se siente a mi lado, que no se siente a mi lado. Justo se sienta a mi lado. ¿Está libre?, me pregunta. Joder mira que hay asientos libres y viene a parar aquí... si le digo. Y nada se sienta.  No hacía más que reírse él sólo yo giré la cabeza hacía la ventanilla e intentaba no mirarle. Esme, paciencia, paciencia … fiestuki, fiestuki pensaba entre mi.  El tío no paraba de moverse, abría la bandeja de su asiento, la cerraba, la abría, la cerraba y la volvía abrir, si es que era toca huevos el tío. Me entró unas ganas de coger la bandejita y metérsela por el culito. Entre tanto y tanto se reía él sólo y de vez en cuando ponía la cabeza en la bandeja y hacía ruiditos con la boca. El no va más fue cuando sacó una revista. Yo no sé qué carajo hacía que cada hoja que pasaba me daba un golpe en mi teta izquierda, la buena. Yo prudente como siempre me iba más hacia la ventana, y él aún se ponía más cómodo y más hacia a mí. Y cada hoja, zas codazo. Me dejo la teta izquierda con forma de codo y acabé estampada en la ventana del tren para que no me tocara. Ya se me estaban hinchando los huevos cuando me dice me voy a al wáter llevaba un cigarrillo en la oreja guárdame la mochila. Cuando iba a reaccionar ya se había ido. Cuando volvió del wáter parecía más tranquilo y me preguntó que a donde iba. A Colonia respondí. Ni corto ni perezoso me dice ah, pues te has equivocado de tren. Mi reacción fue salir corriendo pasillo abajo y arriba buscando una pantalla indicadora. Cuando la encontré vi que el tío me estaba vacilando volví a mi asiento cabreada como una mona. No me he equivocado le dije secamente. Me senté y de repente se le cae mi abrigo del compartimiento de arriba en la cabeza al tío. Jódete pensé. Le pedí disculpas y ya me quedé con el abrigo. Ah! Me dice, el que se ha equivocado de tren soy yo. Yo voy  Hamburgo.  Claro iba como una cuba que me dejo mi teta buena, la izquierda, manida y la otra porque no llegaba el muy guarro. El viaje se me estaba haciendo eterno cuando por fin oigo una voz que decía próxima parada Colonía, que ganas tenía de bajar de ese tren y que viajecito me había dado el tonteras ese, pero iba a merecer la pena porque iba a ser un puente inolvidable no?.

Había llegado una hora antes, por lo que me dio tiempo de pasar por el hostal y dejar la mochila que llevaba conmigo. Almorcé en una cafetería y ya me fui donde me esperaba la fiesta a la super quedada de españoles.

Llegué a la plaza de la iglesia lugar donde se hacía la quedada, un lugar un poco raro para hacer una macrofiesta pero peores cosas se han visto. ¡Pero no podía ser, me tenía que haber equivocado !. Pregunté a la primera persona que encontré. ¿Esto es la quedada de españoles?. Si, si. Volví a preguntar por si acaso no me había oído bien. ¿Esto es la quedada de españoles?. Si respondió.  ¿Esta seguro?. La respuesta de nuevo afirmativa. ¡Pero qué carajo, si sólo había abuelos allí!. Pero si eso parecía más la fiesta del inserso que una quedada. ¿Dónde me había metido yo?. Ahí casi me da algo, 200 euros que me había gastado para ir ahí, 4 horas de tren por no decir el viaje más malo de mi vida para irme de fiestuki  y desconectar y me encontraba con una reunión de abueletes. Al botellón me iba a ir yo. Yo no sabía qué hacer si ponerme a llorar o reír, lo que una cosa quedaba clara que me iba a comer una paella por mis webs, aunque iba a ser la paella más cara del mundo. 

Me quedé por allá y rápidamente entablé amistad con una mujer colombiana de 40 años y un alemán de 50 años que ambos se conocían. Viva la quedada españoles, ni con españoles me ajunté. La verdad que tengo que reconocer que los dos muy majos. Le expliqué a la mujer que venía de Friburgo y que había venido allí a conocer españoles. Al poco suenan las campanas de la iglesia. Ah mira ya empieza, me dice la chica. ¿Ya empieza el qué?. Pregunté yo. La misa rociera, venga vamos. ¿Qué?, ahí es cuando casi me da un infarto. Vale, que no era el tipo de fiesta que esperaba pero que me tuviera que pasar la mañana del domingo en la iglesia era otro nivel. Y ahí estaba yo en la iglesia rezando padre nuestro, que ya ni me acordaba y cantando el olé, olé olé. Porque si señores no he ido en mi vida a una misa rociera y la primera ha tenido que ser en Colonia con una virgen enana puesta en una mesa a 350 km de mi lugar de residencia. Pues tal cual me entró una risa en la iglesia que no veas,  yo que venía al chumba, chumba y acabé cantando a la blanca paloma, era todo surrealista y allá ya me ves una risa que me entró que no me aguantaba.

El cura nos estubo dando la vara durante 2 horas interminables y entre tanto unas 3 tías con una flor en la cabeza cantaban alguna que otra canción. Aunque no se les veía muy motivadas y cada dos por tres gritaban viva la blanca paloma, y todos viva y ale todos a cantar olé, olé, olé. Cuando terminabamos de cantar el cura retomaba el mando y continuaba con el sermón que según él quería ser breve pero se tiró casi dos horas que si no quisiera ser breve aún estaríamos allí. Yo entre mi pensaba tranquila Esme, no hay fiesta pero hay buena comida paella, que con el hambre que llevas acumulado te la vas a comer a dos carrillos.

No hacía más que mirar el reloj y por fín se llevaron a la virgen entre dos, que no se para que tanto rollo porque no era mucho más grande que un pin i pon. Y nos dejaron salir por fín a comerrrr !!. Me fue a buscar cupones porque se pagaba todo con cupones y voy corriendo a la zona paella, y los alemanes que fueron los más listos que ni rocio ni rocia y que no han visto buena comida en su vida se la habían cruspido. No quedaba más que lo agarrado en la olla. Y ahí estaba una rubia alemana comiéndose mi paella a dos carrillos. ¿Que está buena no?. Es gut!!. Es gut te voy a dar yo. Osea yo ahí rezando y los alemanes ahí mientras tanto comiéndose mi paella, ahora sí que era algo personal. Ni fiesta chumba chumba, ni comida y dos horas de iglesia por no decir el puñetero viajecito que había tenido por la mañana, o comía paella o me daba algo ahí. Quiero paella le dije a la dependienta se ha acabado responde. ¿Pero no va a hacer más?. Si pero tardará un poquito. Bueno, lo que tarde, resérvame un plato que estos van con mucha hambre. La chica colombiana me dijo pues nada si va a tardar mucho podemos coger una salchicha churruscaita que tienen muy buena pinta. No sé qué mirada puse y lo que dije después, que añadió paella, paella mejor. Pues no me dice que coja salchichas cuando estoy de salchichas hasta arriba y que me he pegado yo este viajecito por una salchicha antes me tiro a un tren!. Estuvimos esperando por allá viendo el espectáculo rociero, que a quien se lo digas y dos horas y media después,  exactamente a las 4:30 de la tarde nos avisaron que las paellas ya estaban listas. Al fin, teníamos un hambre horrible. ¡Qué felicidad se me caían las lágrimas que rica estaba, buena, buena porque si!. Por fin algo bueno ese día, pero con lo cara que me había salido la paella ya podía estar buena, 300 km para comerme una paella xdd !. Cuando terminamos de comer el alemán y la colombiana se marcharon. Y yo aún me quedé a tomar un par de cervezas porque me quedaban vales y un pastelito de fresas que estaba riquísimo, muy típico en Alemanía. Ya estaba harta del espectáculo rociero y anunciaron poesía de machado, si es que del botellón a donde hemos llegado. Y estuve por allá escuchando unos cuantos poemas y entre medio metían a un cantante argentino que para mi gusto era un poco pésimo cantando.


Cuando me harté ya de tanta poesía fui a hacer unas cuantas fotos a los rocieros y una abuelita bien sentada española sí, pero alemanizada, me gritó quitate que no veo. Y allí estaba ella, echando a todo el mundo que se le ponía delante. Mira como la bruja de al lado pensé yo, así acabaré si me quedo mucho aquí.
Al gastar los vales ya di por terminado todo el jolgorio y me fui a ver la ciudad. Hoy tocaba dormir temprano. A las 20:00 ya estaba en mi habitación muy desilusionada y triste por el viaje. De los 6 que compartía no había nadie. Sobre las 22:00 me puse a dormir cuando una macrofiesta se montó en la habitación de al lado. Mira al menos alguien tubo fiesta esa noche. Empecé a dar vueltas y nada entre los gritos, risas y borracheras de mis vecinos y oír el puñetero tren toda la noche no había quien pegara ojo. Oía hasta las salidas de todos los trenes. Puse la cabeza debajo de la almohada pero no ayudaba. Estaba por irme con los fiesteros de al lado total. Pero no, ahí aguanté como una campeona, tren arriba, tren abajo y risa arriba risa abajo. Al final el agotamiento se poso en mi y sobre las dos de la madrugada conseguí domirme, lo se porque no hacía más que mirar el reloj. Cuando a las 2:01 llega un chino a la habitación que acaba de llegar y ale a deshacer la maleta. Me cagaba en todo. Al menos parecía que la fiesta de al lado estaba terminada, pero los trenes se seguían oyendo uno a uno y el interfono como si estuviera en la mismísima habitación. Cuando terminó el chino de deshacer su maleta se fue, que para irse ya lo podía haber hecho al día siguiente. Total que a las 3:00 de la mañana seguía sola, no había nadie. Y a partir de ahí dormí unas cuatro horas ya no oí llegar a los demás. Algo es algo aunque llevaba unas ojeras por la mañana. Al día siguiente me fui a ver otra vez la ciudad, la verdad que no había mucho que ver, la catedral y el puerto era lo más curioso. Cogí un bus turístico por la mañana y el trenecito al museo del chocolate por la tarde donde hay un mirador y ya cuando me quedé satisfecha me fui a coger el tren a Freiburg.

Bueno amigos, como veis mi gozo en un pozo, yo que iba de fiesta y acabo en la iglesia rezando con todos los abueletes españoles de Colonia y mientras los alemanes más listos jalándose mi paella. Eso sí aunque me tocó esperar más de 2 horas, la paella estaba bien buena, vamos a ser positivos y decir que ya por eso mereció la pena el viaje.