¿Os acordáis del oscuro, el hombre de mi oficina que siempre nos cerraba
las luces porque según él se le reflejaban en las gafas por dentro y nos abría
la ventana en pleno invierno para irse justamente después?. Pues ese mismo, el oscuro, tuvo un encontronazo con unos de mis
compañeros de oficina. Digamos que uno de ellos le estuvo ayudando muchísimo y
él le dio la puñalada trapera al final no pasándole los datos a tiempo cuando
tenían que presentar su trabajo a investigadores externos. No puedo entrar
mucho en detalles pero para que os hagáis una idea, a partir de ese momento
llegó el malestar en la oficina, todavía más si se puede decir. Por lo que él
empezó a ausentarse y a partir de ahí el ambiente parecía más relajado.
Al final, ese encontronazo llevó a una solicitud de cambio de oficina para el Oscuro
por una de las personas afectadas. Al Oscuro no le hizo ninguna gracia aquella
petición aunque no tuvo más opción que acatarla cuando la solicitud fue
aprobada por el jefe jefísimo de la clínica. A partir de ese momento tenía una
semana para buscarse una nueva oficina dentro del departamento y dejar el
espacio libre al próximo compañero que ocupara su lugar. Pero en vez de
recoger sus cosas se ausentó una semana y el cabreo en la oficina empezó a aumentar.
Tras el jefe jefísimo enviar un ultimátum, al final el Oscuro dio señales de
vida diciendo que ese mismo fin de semana recogería sus cosas. Así que mi
próximo compañero de oficinas, Panchito, empezó a traer sus cosas ese mismo
viernes. Cogió el armario que se hizo montar el Oscuro para poner su té y 4
cuatro cartones y empezó a llenarlo con sus cosas, se estuvo toda la tarde para
arriba y para abajo hasta que acabó de traer todas sus pertenencias. Cuando Panchito
terminó nos dijo a mi compañero chino y a mi: Si viene el Oscuro y os pregunta
le decís que ya he traído todas mis cosas. Mi compañero y yo asentimos y al poco de
irse aparece el Oscuro sin ni siquiera saludar. Yo estaba concentrada en mi
trabajo en el ordenador y no me di cuenta pero lo que estuvo haciendo no fue
sacar sus cosas como suponía si no poner las del otro en una caja de mudanzas y
llevársela de la oficina. Cuando me di cuenta estaba el mueble totalmente vacío por lo que me quedé totalmente sorprendida puesto que
no me lo esperaba. Justamente después, me fui al baño y lo vi que se llevaba las pertenencias de nuestro
nuevo compañero Panchito al piso de arriba. ¿Pero qué querrá hacer con la
caja?. Cuando salí del baño lo volví a ver que se dirigía de nuevo a mi oficina
y como no me quería meter en más rollos ya me fui a casa. El lunes iba
a estar divertida la cosa y la cara del Panchito un poema !!. Se iba a montar la gorda y que no me las cargara yo o mi
compañero por no decirle nada al Oscuro pero ninguno de los dos nos íbamos a
pensar que iba a hacer una cosa así. En fin mañana será otro día !!!
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