viernes, 18 de noviembre de 2011

Donde no llega Epi y Blas se ha hecho mucho mal

Hoy he ido a pedirme hora a la peluquería para estar divina para mis vacaciones que están cada vez más próximas. Aquí, en Alemania para ir a la peluquería te has de hipotecar, te cobran por lavar, peinar y agárrate bien... por secar. Si no quieres pagar por secar o te vas con el pelo mojado o te dejan un secador y tú te apañas y te lo secas tu solita. Vaya que tú te lo guisas y tú te lo comes así de fácil. Los precios son por cada cosa que te haces: peinar, lavar y secar suele valer entre 10 y 15 euros la unidad. Por lo que después de descubrirlo por mi misma sólo he ido a la peluquería una vez, justo hace un año para mis posteriores vacaciones a USA. Este año se repiten, por lo que me he ido a buscar una peluquería cerca de casa, ya que tengo que pagar al menos que no tenga que caminar. Y he encontrado una que está bastante cerca, y los precios aunque son carillos no son extremadamente caros como otras y lo mejor de todo no cierra a las 18.00 como la mayoría por lo que puedo ir después del trabajo. Entro y le pregunto querría pedir hora. La chica no me entendía por lo que llamó a otra que salió de la trastienda que por lo que se ve sabía algo de inglés.

Le digo me gustaría pedir hora para el viernes a las 6 y media. Y me dice lo siento no tengo disponible. Ah para ¿cuándo tendría libre? pregunté. Para ese mismo día pero a las 6 treinta. Me quedó pensativa un momento y me contengo la risa. Pongo cara de interesante y le respondo ah pues también me va bien. La chica muy agradable eso sí, me apunta y me despido muy contenta porque ya tenía hora por fin.

Pues bueno amigos, ya sabéis las 6 y media y las 6 y treinta aquí en Alemania no es lo mismo. Veremos a ver si me entienden no sea que me dejen a lo teniente O'neil ya os contaré y hasta la próxima semana.

El gato estudiante

Hola, amigos estoy de muy buen humor y muy contenta. Debe ser que mis vacaciones a USA se acercan y ya casi las huelo. Pues os quería contar que ya he comenzado mis clases en la universidad hace tres semanas y aunque se me había olvidado ir a las dos primeras, en la tercera semana estoy asistiendo y me parecen muy interesantes. Aún no conozco ninguno de mis compañeros, y al paso que voy no creo que conozca a nadie. Pero hay un estudiante que me cae estupendamente bien, un gatito negro que se presenta a todas las clases de procesamiento de imágenes. Se ve que las clases le encantan. La primera vez se recorrió toda la clase supongo que para cerciorarse que era la correcta y de paso darse a conocer al resto de estudiantes. Se sentó en una mesa al lado de la pantalla donde se proyectan las transparencias para poder estar en primera fila y atender lo que decía el profesor. Por lo que se ve no estaba muy cómodo y se metió en un cubo azul que había sobre la mesa. El profesor aunque resoplaba le dejo estar a sus anchas y seguía explicando mirando muy de vez en cuando al gato de reojo para poder mantener la audiencia. Aunque él sabía que más que escucharlo a él nos dedicábamos a mirar el gato. Cuando el gato estuvo satisfecho saltó de la mesa y como cualquier estudiante harto de aguantar una hora de clase se saltó el resto de la lección. Total ya había aprendido suficiente. Para un gato está muy bien una horita de clase. Ahí ya le perdí la pista. ¿Habrá ido a la cafetería?

En la siguiente clase, ya fue más directo. Ya no tuvo que presentarse otra vez a sus compañeros puesto que ya lo conocían y en la mesa ya sabía que no encontraría su postura y como él quería estar en primera fila para escuchar atentamente al profesor que mejor que sentarse sobre la mismísima pantalla de las transparencias la cual está sobre una tarima que da a unas escaleras del suelo. El gato subió por las escaleras tranquilamente y se situó justo al centro de la pantalla y allí se quedo mirándola inmóvil. El profesor ya no sabía qué hacer volvió a resoplar y siguió dando la clase como si nada. Pero una cosa era cuando estaba el gato en la mesa de al lado y otra que estuviera justo en la pantalla de transparencias. Ahí no había quien se concentrara y ya la gente empezaba a sacar las cámaras de los móviles. El profesor siguió dando la vara moviendo el ratón arriba y abajo. Y justo cuando el profesor movía el ratón a la derecha, el gato aún inmóvil giraba la cabeza a la derecha sin moverse un gramo. Y cuando el profesor desplazaba el puntero hacía la izquierda, lo mismo el gato quieto como una piedra giraba sólo la cabeza hacia la izquierda. Se oía alguna que otra carcajada pero los estudiantes mantenían la compostura, son alemanes no esperaba otra cosa. Pero yo no tengo esa templanza básicamente porque tengo sangre en las venas y ya me empezaba a entrar una risa atroz. El gato no paraba de mover la cabeza derecha o izquierda de acuerdo al movimiento del ratón pero su cuerpo yacía inmóvil como concentrado en el puntero o en el contenido de la transparencia quien sabe. Al final el profesor le dio por poner el puntero marcando la última línea de la transparencia y el gato que vio que el mouse estaba a su alcance, empezó a saltar desesperado para alcanzar la flechita de la pantalla. Ahí cuando el profesor dejó de resoplar y se puso a correr detrás del gato. Y ahí estaba el gato corriendo como un loco y el profesor detrás. Ya ahí fue cuando no pude más y exploté de la risa mientras de fondo se oía una débil carcajada y algunos sacaban los móviles para hacer fotos. Que rabia me había dejado el móvil en casa como de costumbre. Cuando el profesor se hartó de correr viendo que no había nada que hacer y que el gato se había metido detrás de la pantalla volvió a su mesa cabreado y siguió con la clase. Si antes alguien le escuchaba ahora si que no, todos estaban pendientes, o al menos yo, de cuando el gato iba a salir de detrás de la plataforma. Estuvo un rato allá tranquilo hasta que le da por salir y bajar por las escaleras maulando fuertemente. No le gustaba la clase ya se veía. La verdad que era un tostón yo entendía al pobre gato. Cuando el gato se dirigía al final de la clase para mostrar su aburrimiento. Un estudiante lo cogió y lo sacó de la clase. Era realmente injusto que no dejaran expresarse al pobre animal, total los gatos también tienen derecho a una educación digna.

Bueno como veis tengo un compañero de lo más de avispado y divertido. Lo malo que tiene cuatro patas. A ver si viene a clase la semana que viene y os lo presento. Esta vez no me dejo el móvil antes me dejo la libreta y el boli ;)

sábado, 5 de noviembre de 2011

El autobusero que no sabe contar y me saca de mis casillas

Hoy he tenido un día bastante malo y frustrante y como siempre recurro a vosotros a través de mi blog donde mis tensiones quedan liberadas a través de mis palabras y me ayuda a salir adelante. Todo ha comenzado, esta mañana. Estaba muy contenta porque iba a ir a la oficina de tasas a hacer unas gestiones, a comer a mi lugar favorito en Freiburg, un restaurante japonés donde se sirve el sushi en mesas rotatorias,  y para acabar al ikea a acabar de comprar las cositas que me faltan para mi nuevo apartamento. El plan salía a pedir de boca, completé mis gestiones en la oficina de tasas sin problemas, me puse como el tio quico en mi sushi, vaya que tuve que pagar extra y todo porque me comí un plato de más y ya sólo me faltaba la guinda para un día perfecto. Cuando me dirigía al autobús para ir a ikea aún me quedaba esperar un poco por lo que aproveché y prepare el dinero para pagar. Tenía un poco de chatarra de 20 y 5 centimos y me la quería sacar de encima por lo que la conté y me la guardé en la mano para darle los 2.10 euros exactos que es lo que vale un ticket. Si, hijos sí una pasta !!. Al poco llega el autobus y le digo un ticket a ikea y le doi las monedas. Pues le entra un arrebato, y me dice y ¿esto que es?. Yo pienso dinero que va a ser?... pero no digo nada y prosigue. Como quieres que cuente esto?. Pero que me das?. Todo cabreado delante de toda la gente de la cola. Empieza a suspirar y decir ya he perdido la cuenta. Se ponía a mover las manos con cabreo me volvía a mirar, esto no es eh?. Yo me puse como un tomate todo el autobús mirándome y encima este que es más concurrido que la madre que lo parió. Yo con sigilo le contesto ya lo he contado yo, está correcto. Y que?. Que lo hayas contado tú?. Ya he perdido la cuenta, bueno da igual. Y lo meté al final con el resto de dinero sin contarlo. Pero que esto no es, me repite. Me da el ticket y me meto para adentro con una cara que parecía un tomate y con un cabreo que no me aguantaba. Pero será capullo, no me había pasado en la vida. Siempre he pagado los tickets con chatarra de toda la vida, y no se me ha quejado ningún tio. Y como que no sabía contar monedas de 50, 20, 10  y 5 centimos por el amor de dios que estamos hablando de 2 euros con 10 !!. Ya de la tabla de multiplicar ni hablamos, no?.

Me bajé muy ofuscada con ganas de perder de vista a ese tonteras de merluzo de conductor, que menos mal que no es médico porque si no, nos mata a todos el tio y me dirigí al ikea. La verdad que un sabado tarde, estaba petado de gente y para encontrar algo era bastante complicado. Era muy agobiante y hacía mucha calor. Al final conseguí comprar las cositas que tenía en la lista, y las que no. Y cuando ya estube satisfecha con mis compras me volví al autobús. Por si volvía el tonteras ese le preparé los 2.10 con dos monedas una de 2 euros y otra de 10 centimos, pensado que con eso no tendría problemas no sea que tengamos que inventar la moneda del 2.10 centimos, el muy atontado. Por suerte era otro no tenía ganas de volverlo a ver después de la que me lió. Se llenó a tope el autobús pero encontre un sitio libre para mi y mis bolsas. Cuando de golpe dos paradas después, en Messe, empieza a entrar gente a mogollón. La gente no cabía y muchos se quedaron fuera. Cuando llegó mi parada me levanté. Iba cargada a morir con dos bolsas una la grande típica de ikea y la otra mi mochila del barça que siempre me acompaña. Cuando de repente me quedo atrapada entre la gente y no podía salir.  Intenté abrirme paso y una pedazo de bruja me empieza a empujar pero a lo bestia con su misma espalda. Yo no me podía mover y le decía por favor quiero salir. Y la tía salta yo no me muevo. Será cabrona. Tenía medio cuerpo doblado, las manos sosteniendo las bolsas que estaban parte apoyadas en la silla y la cabeza hacía delante intentando hacer palanca. Señora porfavor quiero salir. Y la señora que no, no me muevo. Total que otra de su calaña que también estaba de pie y estaba viendo el percal me dice  me quiero sentar, dejame sentarme. Pero señora le digo yo cabreada no ve que llevo dos bolsas y que la mujer esta no me deja salir. Ahí ya es cuando la que dio el empujon fui yo cuando justo en ese momento el autobús ya se ponía en marcha. Una mujer de menor edad unos 30 volvió a abrir la puerta. Y yo pegué un vozarrón al conductor y le grite noo, por favor. Pareció oirme y al final abriendome paso como pude conseguí salir. Al salir no pude evitarlo y solté será gilipollas la tia salió de mi garganta a pleno pulmón. No se si me oiria pero los que estaban al lado seguro. Pues será guarra que le digo que quiero bajar y me chulea. Total que me voy a esperar a otro transporte público, esta vez el tramvía por lo que se me ponen un grupo de mocosos al lado, y me empiezan a echar escupitajos justo al lado. Cuando ya llevaba el tercero el muy guarro, me giro y no se como lo debí mirar que paró. No estaba para bromas y tenía unas ganas impresionantes de darle donde no suena. Últimamente no estoy para hostias. Por fín llegó el maldito tranvia que me dejó en casa, me bajé y me iba cagando en todos mentalmente. Ya estaba agotada, harta de salir de mi apartamento en la luz del día y encontrarme con lo mismo lo raro es que vaya todo bien. Cada vez que salgo en este maldito pueblo me encuentro con alguna grosería. Ya me dieron paciencia ya, pero esperemos que me hayan dado suficiente para el casi año y medio que me queda !!.