miércoles, 22 de septiembre de 2010

El viaje del fin

El 31 de julio, la familia Telerín, osea mis padres y yo nos dirigimos a Alemanía en coche. Mi padre se le ocurrió darme la tarjeta del peaje. Y claro a quien se le ocurre darme a mi algo. Cuando quedaban un par de quilómetros para llegar al peaje, mi padre me pregunta, Esmeralda, donde está la tarjeta del peaje. Yo me quedé blanca. La tenía en la mano hace una hora. Es que esa autopista era de las largas 150 km si no recuerdo mal. Mi padre ya ves se me cabrea. Esmeralda donde está la tarjeta que vas a perder la cabeza. Yo me ofendo y le digo que es culpa suya que ha dejado la ventana abierta. Miro hacia la ventana y sólo había un centímetro abierto. Mi padre sigue. Esmeralda quieres decir que la tarjeta se ha metido por la rendija de la ventana que no es ni de un tamaño de una nuez. Pues si !!!, respondo al final. Paramos en la siguiente area de descanso y bajamos mis padres y yo del coche a buscar la dichosa tarjeta. Y otra vez mi padre donde está la tarjeta, Esmeralda. Joer, si lo supiera no estaría por aquí buscando. Después de una hora, mi padre se empieza a convencer que la tarjeta se elevó y se metió por la rendija de la ventana que media menos que  un tapón. Cuando mi padre mira en el compartimiento de los paraguas y se había metido debajo. Ufff que momento de alivio. Y allí estaba la muy dichosa tarjeta, que allí se metió ella entre los paraguas. Me da una colleja mi padre y seguimos el viaje.

Yo me encargué de escoger la discografía que nos acompañaría todo el viaje. Ya me encargué de coger música variada. Primero puse el disco de Backstreet Boys Unbreakable, después de oirla tres veces, puse Nick Carter Now or Never y al final acabé con una suave melodia de This is Us. Llegamos a Lyon y mi padre se planta después de 5 horas. O me quitas eso o me planto aquí !. Que cascarrabias mi padre, pues nada le puse la Pausini, no está mal pero como el Carter nada. Y seguimos el viaje.

Justo en Lyon había un desvio, uno que va hacia la ciudad y otro que va por los campos de una carretera que se salia por un lugar en el mundanal mundo. Mi padre vamos hacia la ciudad, y yo que no que sigue recto. Mi padre no ves que nos salimos de la autopista y yo tozuda que sigas recto. Bueno va, dice mi padre que sepas que queda nada de gasolina (estaba ya en la reserva) que si, si que sigas recto. Y ala que siga recto y nos vamos a una carretera que ya no salía ni en mi mapa, y la gasolinera que tenía que estar a 100 metros no aparecía, pues si me había equivocado. Aunque nunca se lo reconoceré a mi padre. Pues nada, Esmeralda, me va a gastar el nombre, la gasolinera que no tenemos gasolina, que nos vamos a quedar tirados. Y yo si, y te pegan una multa que no veas. Y mi padre, encima si arreglalo, dando ánimos. Soy genial animando. Ya llevábamos 30 minutos el coche ya estaba tocando a 0 y la luz de aviso llevaba rato encendida. Cuando ya el coche iba a hacer plof, encontramos un restaurante-cafe y me dirijo al hombre oye una gasolinera. Uffff me salvó aquel hombre, sino me llevo otra colleja. Si sigues por aquí y la encontrarás. Y que casualidad que la gasolinera está en obras estaba la señal pero no la gasolinera. Mi padre, Esmeralda por donde nos has llevado llevamos aquí casi una hora iendo a ningún lugar, nos vamos a quedar sin gasolina. Nos bajamos porque ya llevábamos rato con la luz de aviso de gasolina de reserva y miramos. A la otra punta de donde estábamos, pero bueno al menos ya se veía. Y nada después de dar dos vueltas allí la encontramos. Y repostamos, al fin !!. Y de nuevo seguimos nuestro camino ya afortunadamente sin incidentes sino contamos que nos perdimos por Friburgo y nos fuimos por unos manzanos del pueblo de al lado. Pero bueno eso le pasa a todo hijo de vecino. Pues si, ya estoy en Friburgo ahora me falta ver mi alojamiento a ver que tal, y conocer mis vecinos  .... vaya tela !!

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